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DE HERMANDADES BINACIONALES, PROGRESISTAS, REACCIONARIOS Y OTRAS RONCHAS…
Como soy ticaragüense o nicaratico, creo que Nicaragua y Costa Rica son pueblos hermanos, trabajo en la U, soy "progre", vivo en Chepe, disfruto muchísimo del canto que nos une y, más grave aún, tengo gran simpatía y respeto por iniciativas como Ticaragua, de mi "gurú" Julia Ardón, el trabajo que está haciendo la Asociación Ticos y Nicas somos hermanos y además participo en la Red Voces y Acciones contra la Xenofobia y la Exclusión, entonces no me queda otra que sentirme aludido de manera directa y frontal por el artículo ¿Ticos y nicas somos qué? de Andrés Fernández. Es desde ese lugar que respondo al panfleto.
La roncha que le pica a la chancha.
Hay una expresión popular en Nicaragua que dice que la chancha se rasca donde le pica. Cuando leí el artículo de mi amigo de épocas universitarias, lo primero que me pregunté fue ¿cuál es la roncha que le está picando a Andrés? Lo releí y me di cuenta que el escrito contiene argumentos falaces sobre las relaciones entre Nicaragua-Costa Rica y sus pueblos que utiliza para atacar a su verdadero leit motive: los progres, artistas y académicos urbanos. Es evidente que a Andrés le enoja y le molesta que existamos personas vinculadas al mundo de la academia y de la cultura que trabajamos por fortalecer la hermandad entre nicas y ticos. Pareciera que esa es la roncha que le pica: ¿síntoma de qué complejo?, ¿de qué herida emocional? No lo sé, pero, en todo caso, ese sería tema para un buen psicoanálisis y un yodito, no para esta respuesta.
Sobre el pensamiento reaccionario.
Un aspecto importante del artículo de Andrés es que se inscribe dentro de un grupo de opinión que se define de manera abierta como reaccionario. Es importante porque así sabemos de quién y desde dónde viene el mensaje. El pensamiento reaccionario se ha caracterizado en términos históricos por ser un pensamiento de los que se apuntan a ganar, de los poderosos, en el pensamiento de Nietszche son aquellos con vocación de poder. Es un pensamiento que desprecia a los débiles, a los vulnerables, a l@s diferentes, aunque a veces encubiertos en un formato irreverente. Conocemos el daño que los portadores de este pensamiento han hecho a la humanidad, con frecuencia en nombre de la civilización y por eso los progres nos oponemos a él abiertamente.
Sobre el progresismo.
En mi caso, soy, a mucha honra, parte de la progresía que Andrés, su grupo de rudos y este pensamiento desprecian. Creemos en la solidaridad entre los seres humanos y que la diferencia enriquece y complementa; creemos que, en términos culturales, ser diferente no implica ser superior o inferior, sino solo eso, ser diferente. Y, perdón, Andrés y demás reaccionarios, sí, es cierto, somos culpables del pecado de intentar contribuir a fortalecer la hermandad entre Nicaragua y Costa Rica.
El conflicto artificial del Río San Juan.
Empecemos por el tema de la navegación en el Río San Juan. Es evidente que Andrés toca de oídas y que no se ha tomado en serio la tarea de leer el Tratado Cañas Jerez ni el Laudo Cleveland (1888), que ni siquiera menciona. Ambos son muy claros respecto a la soberanía de Nicaragua sobre el río, indicando que este país tiene ejercicio de sumo imperio sobre la totalidad del río. A su vez, tanto el tratado como el laudo son claros respecto a los derechos de libre navegación perpetua que tiene Costa Rica desde la desembocadura del Río San Juan en el Mar Caribe hasta llegar a El Castillo Viejo. Sin embargo, el tratado también indica que la libre navegación es para objetos de comercio y solo en la parte del río antes señalada.
Todo esto tiene una lógica propia del contexto histórico en que fue negociado el tratado. Debe recordarse que todavía en ese momento no había una salida al "Atlántico" (en realidad Caribe) para las exportaciones de ambos países hacia Europa y que el Río San Juan era parte fundamental de la ruta más viable para la construcción de un canal interoceánico en el istmo centroamericano. Pocas décadas después se construyó el ferrocarril a Limón, lo que le quitó importancia estratégica al Río San Juan en el caso costarricense. Nicaragua todavía hoy no tiene salida al Mar Caribe y sigue soñando con la posibilidad de construir una ruta canalera (seca o marítima). Ello explica, en buena medida, la sensibilidad nicaragüense sobre este tema.
La relación entre las autoridades nicas y ticas sobre la forma de la navegación en el río funcionó bien durante un largo período hasta que llegaron al poder Arnoldo Alemán y Miguel Ángel Rodríguez. La acción que generó el conflicto actual –detalle que Andrés omite- provino de los "civilizados" y no de sus contrarios ¿bárbaros? De hecho, fue una medida unilateral de Juan Rafael Lizano, ministro de seguridad del gobierno de MAR, que decidió que los guardias civiles no tenían que notificar al ejército de Nicaragua de su navegación por el río, decisión que, obviamente fue aprovechada y respondida de manera inmediata por el presidente Alemán con poses nacionalistas quien, citando a Sandino, juró que derramaría su sangre en el río de ser necesario.
Con este recuento quiero enfatizar dos aspectos: primero, que la construcción artificial del conflicto no fue unilateral, como asume Andrés, sino que se trató de una situación provocada y alimentada bilateralmente. Segundo, desde entonces, se ha utilizado este diferendo para atizar chauvinismos baratos y resentimientos de un lado y del otro con el propósito de desviar la atención popular de los verdaderos problemas sociales de nuestros países, entre ellos la galopante corrupción y la creciente polarización económica y social.
Por eso, es una barbaridad que se tuviera que ir hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya para resolver un conflicto de políticos de capitales propio del siglo XIX, que se podría haber resuelto con buena voluntad de ambas partes sin tener que recurrir a ninguna otra instancia internacional. Con seguridad, la Corte resolverá lo que es evidente -excepto para los fanáticos nacionalistas de ambos países-: que los guardias civiles ticos no tienen derecho a la libre navegación y tienen que pedir permiso a Nicaragua para utilizar el río y que este país no puede gravar a las naves ticas dedicadas al turismo o a otras actividades comerciales. Mientras tanto, por varios años que durará el juicio, abogados nacionales e internacionales contratados por los gobiernos de ambos países se embolsarán unos cuantos millones de dólares que bien se podrían utilizar para causas más justas, entre ellas, financiar proyectos de desarrollo transfronterizo que beneficien a las comunidades y gobiernos locales de ambos lados de la frontera.
Sobre la relación entre Nicaragua y Costa Rica.
Andrés se declara defensor de los ticos que viven en la zona fronteriza cuyos derechos humanos son violentados por los desgobiernos nicaragüenses. No tengo la impresión de que l@s tic@s de varias partes de la zona norte con las que he conversado y entrevistado en giras de campo con estudiantes piensen igual que Andrés. En términos generales, la gente que vive a ambos lados del río tiene bastante claro que el diferendo diplomático del San Juan es un pleito de gobiernos centrales y políticos de capitales. No es casual esta visión. Cientos de familias en la zona fronteriza de ambos países tienen vínculos de consanguinidad, característica que tiene muchas décadas de existir. En el caso de Rivas y Guanacaste, es una interacción que empezó en tiempos de la colonia. Pero hay más ejemplos que se me ocurren: en Los Chiles, en la plaza se juega fútbol a una hora del día y béisbol a otra. Hace no muchos años, en los álgidos 80s, se dio la coincidencia de que dos hermanos eran alcaldes: uno de El Castillo en Nicaragua y el otro de Los Chiles en Costa Rica. A pesar del conflicto del San Juan se han desarrollado al menos dos encuentros de gobiernos locales de un lado y del otro de la frontera con el propósito de impulsar iniciativas de desarrollo binacional; también tengo conocimiento de encuentros de organizaciones de la sociedad civil, de poetas y artistas, encuentros universitarios, todos ellos en ciudades cercanas a la frontera (varios en Granada y Liberia, otros en la isla de Ometepe). Y sigo: hay miles de familias binacionales, hay cientos de ticos y nicas conviviendo fraternalmente en comunidades marginales. Un hermoso testimonio de esa solidaridad es que la más férrea defensora de las trabajadoras domésticas nicaragüenses en Costa Rica, doña Rosita Acosta de Astradomes, es una tica de "pura cepa" (si es que eso existe).
Por ello creo que el diferendo diplomático del San Juan no es un evento que marcará de forma perdurable las relaciones entre los pueblos de Nicaragua y Costa Rica. De hecho, contrario a lo que afirma Andrés, en la historia de ambos países lo que ha prevalecido no es la distancia y el conflicto, sino la amistad, la hermandad y la solidaridad. Cuando han existido conflictos –como existe entre hermanos- se han resuelto de forma "civilizada", sin guerra o conflicto militar.
Sobre la migración de los 90s.
Ciertamente, con la migración laboral en los 90s, la presencia de nicaragüenses se incrementó de manera significativa en el país, generando tensiones de diverso tipo que se reflejan en la construcción de estereotipos y prejuicios sobre la población inmigrante. El manejo amarillista de ciertos sectores de la prensa nacional y la manipulación política de ambos lados ha contribuido de manera significativa a este proceso, obviando el importante aporte que hace la población nicaragüense al desarrollo del país. Este clima mediático y cultural hostil hacia la población migrante permite y estimula situaciones de sobreexplotación, abusos y violación de derechos humanos de la población migrante, lo que se ha reforzado por la activación de actitudes xenofóbicas en ciertos sectores, incluyendo sectores de capas medias "ilustradas" (dicho sea de paso, ni una palabra de Andrés al respecto).
Sin embargo, también es cierto que se han multiplicado las muestras solidaridad con la población inmigrante y las acciones que buscan vencer prejuicios fomentando un mayor conocimiento de nuestras diferencias y coincidencias para lograr construir una mejor convivencia, más fraterna y más humana. Entre esas acciones está incluido el concierto que tanto indignó a Andrés.
Un consejo para aló reaccionario.
Cierro con un consejo para los rudos e irreverentes intelectuales urbanos de aló reaccionario: como dijo un "gurú" de ustedes, empiecen a comprar calamina porque hay progresismo urbano, cultural y académico para rato: somos "políticamente correctos", luchamos contra la xenofobia y la exclusión, creemos en la solidaridad y vamos a seguir trabajando por la hermandad entre nicas y tic@s aunque les pique esa roncha…
Saludos,
Alberto Cortés Ramos
Ticaragüense, académico urbano, progresista.
Miembro orgulloso de la Red Voces y Acciones contra la Xenofobia y la Exclusión
junio 19, 2006
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8 comentarios:
El asunto tuvo su epílogo de lujo con esta nota.
Serán más cuidados la próxima vez, estoy segura.
Tenemos mucho por delante, sigamos articulados , de pensamiento, palabra obra y misión.
Gracias Alberto.
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Interesante informacion muy util e importante a mi me gusta mucho saber sobre temas sobre estos.
Muy buen post me gusto mucho garcias por compartirlo con nosotros
gracias por su blog sobre este terrible problema de la xenofobia disfrute mucho su trabajo y quisiera seguir leyendo sobre estos temas
"Así respondió Alberto Cortés a los "Reaccionarios"" este post esta muy bueno, me gustaría obtener información relacionada!
me gustaría obtener mas información sobre esto, es muy interesante, gracias por compartir esta info!
me gusto mucho la info, gracias por compartirla!
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