mayo 21, 2006

Semanario Universidad publicó artículo acerca del foro organizado por la red

Nota: Este artículo no aparece en la edición del Semanario en Internet. Aparece en la página 16 de la sección "De la U" en la edición número 1666, del 18 al 24 de mayo de 2006


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Red contra Xenofobia

Mujeres Migrantes laboran 12 horas

Natalia Rojas Zúñiga
nrojaszun@costarricense.cr

Explotación, maltrato y falta de protección jurídica. Esta es la situación a la que se enfrentan miles de mujeres nicaragüenses que laboran como empleadas domésticas en Costa Rica, denunciaron representantes de la Red Voces y Acciones Contra la Xenofobia en un conversatorio, realizado el pasado 3 de mayo en el auditorio de Letras en la Universidad de Costa Rica (UCR).

Esta red es un espacio de encuentro que busca construir una sociedad justa e influir a favor de las poblaciones migrantes desplazadas, explicó Guillermo Acuña, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

También participaron Francis Cifuentes, abogada del Centro Feminista de Información y Acción (CEFEMINA), Adilia Solís, profesora de Administración Educativa de la UCR y Eva Marta Gonzáles, promotora y dirigente de la Red de Mujeres Nicaragüenses en Costa Rica.

PROBLEMÁTICA LATENTE

Cifuentes comentó que existe una migración laboral amplia en todo el mundo, los migrantes económicos, están en una posición de desventaja con respecto a los refugiados, debido a que éstos últimos son acogidos por el país al cual se trasladan. Por el contrario, los primeros, huyen de los altos índices de desempleo, en la mayoría de los casos, sin documentos o protección alguna. Muestra de esta problemática es que hay 23 millones de personas desempleadas en América Latina que emigran hacia el norte, ya sea Estados Unidos o Canadá.

Sobre Costa Rica mencionó que posee un régimen distinto para las trabajadoras domésticas, debido a que laboran 12 horas diarias, y no ocho. Esto se debe a que no se firma un contrato escrito, por lo que son más vulnerables y su condición en el país es irregular.

De igual forma, Adilia Solís agregó que la problemática con las mujeres nicaragüenses se traduce en un retroceso para los derechos: “Todo lo que hemos avanzado en el campo de los derechos de las mujeres, por la migración, estos derechos están siendo despojados”.

Además, explicó el ser migrante se ha convertido en una identidad, pues una persona extranjera que trabaja en Costa Rica, es “no nacional” o “no residente”.

En recuadro:

De defendida a defensora

Eva Marta Gonzáles, madre soltera de cinco hijos, arribó al país hace 18 años debido a los problemas económicos que aquejaban a su familia. En Nicaragua, trabajaba en un hospital y su ilusión era realizar la misma labor al llegar a Costa Rica. Gonzáles contó que se vino de “mojada” y que su primer trabajo fue en el campo. Luego, se trasladó a San José con el fin de encontrar un lugar donde trabajar. Sin embargo, el destino le jugaría una mala pasada. Ella afirma que su jefa era una mujer que la maltrataba y la explotaba, haciéndola trabajar más de 20 horas diarias.

“En las navidades, yo me sentaba a llorar en el Parque de la Merced”. Al no resistir estas circunstancias, abandonó ese empleo, para ser contratada después como miscelánea en una fábrica, donde estuvo dos años, hasta que alguien denunció a migración que en lugar trabajaban nicaragüenses indocumentados, por lo que tuvo que irse.

No obstante , para ella “no todos fueron malos”. Después de todas las penas y abusos vividos, una persona que la contrató como servidora doméstica la ayudó a salir adelante.

Actualmente, Eva forma parte de la lucha para los derechos de las migrantes de su país y afirma con orgullo, que de sus cinco hijos, dos viven con ella y tres ya son personas preparadas.

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La Red agradece muchísimo a la periodista Natalia Rojas por haber publicado esta nota.


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